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Claves sencillas para definir una estrategia de Employee Engagement

El dato es a la vez curioso y revelador. Mientras que, según un estudio de Deloitte, el 87% de las empresas encuentran como una de sus máximas prioridades las estrategias de Employee Engagement, simultáneamente sólo un 15% de los empleados se sienten “enganchados” a su puesto de trabajo y a su empresa, según esta vez un reporte de Gallup de 2018. La primera parte de la ecuación parece a estas alturas fácil de comprender. Es más, según contábamos ya en nuestra entrada La Experiencia del Empleado como potenciador de la Experiencia del Cliente, a pocas organizaciones se les escapa la lógica que indica que un empleado feliz hará felices a sus clientes, con los beneficios que ello conlleva. Así pues, parece constatada la relación entre experiencia del empleado, productividad, y mejora en la experiencia del cliente. Sin embargo, la segunda parte de los datos presentados al principio de este párrafo nos demuestran cómo las empresas están fallando a la hora de enamorar a sus empleados.

¿Cómo mejorar el Employee Engagement sin invertir grandes cifras?

Esta es sin duda la pregunta que muchas organizaciones no están sabiendo responder, tal como como sugiere el dato aportado por Gallup. No obstante, hemos encontrado una interesante aproximación al problema en el portal investors.com. En su entrada Nurture employees to make them more productive, la sentencia del gurú de la cultura de las organizaciones Louis Carter es definitiva: “Los programas de Employee Engagement están ofreciendo los incentivos incorrectos”.

Para Carter la clave está en crear un vínculo emocional, y nos da una serie de estrategias para conseguir este citado vínculo:

  • Reforzar lo positivo. En el feedback con nuestros empleados, el consejo ha de estar por encima del reproche. La orientación ha de ser hacia cómo mejorar en lugar de hacia qué se está haciendo mal.
  • Esforzarse en aclarar el contexto. Dejar claro el rol, las expectativas, los objetivos y el marco de trabajo para cada empleado.
  • Retribuir el mérito. Es una de las mejores formas de retener el talento. Si alguien está aportando valor, ello ha de ser retribuido en consecuencia si queremos mantener a los mejores de nuestro lado, y no trabajando para la competencia.
  • Apostar por la autonomía. Dar a los empleados la libertad de probar nuevas ideas, de incorporar nuevas aproximaciones a sus tareas, valorar positivamente el intra-emprendimiento.
  • Fomentar el feedback bidireccional. Sabemos la importancia de dar visibilidad al empleado de cómo lo está haciendo, pero los estudios confirman la importancia de dejarle participar en la misma intensidad en sentido inverso.
  • Definir el rumbo. El propósito de la marca o de la empresa ha de ser cristalino, y hemos de ser capaces de hacer partícipe de él a todos nuestros empleados.

Así, invirtiendo más en pequeños esfuerzos y en estrategia que en capital, seremos capaces de tener empleados más integrados y comprometidos con nuestra empresa, que apreciarán ese sentido de pertenencia tan necesario, además de retener a nuestros trabajadores y permitirnos atraer talento sin tener que pagar de más por ello. Todo esto, sin duda, revertirá finalmente en una mejora de la Experiencia del Cliente como reza la clásica cita de Richard Branson, el multimillonario dueño de Virgin: “Los clientes no son lo primero. Los empleados son lo primero. Si cuidas de ellos, ellos cuidarán de tus clientes”.